El COBI, un perro pastor de los Pirineos, fue la mascota escogida para representar a los Juegos. Su padre fue Javier Mariscal, el diseñador que se imaginó este simpático animalito que nació con polémica y acabó enamorando a todo el mundo. La imagen del perrito estaba por todas partes y actualmente está en las colecciones e millones de personas de todo el mundo.
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