Hoy hace 25 años Barcelona era el centro del Mundo. Todos los ojos estaban pendientes del Estadi Olímpic de Montjuïc y de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 1992. La ceremonia fue una maravilla, pero el momento fue la manera de encender el pebetero. Era la primera vez, y no creo que se repita, que un arquero, Antonio Rebollo, recibe la llama olímpica de Juan Antonio San Epifanio, el famoso Epi, jugador del Barça de basket, y lanza la flecha encendida en dirección al pebetero. El corazón de millones de personas se para unos segundos pendiente de que el pebetero se encienda. Y cuando esto pasa todo el mundo salta y grita dejando ir toda la tensión del momento. Nunca lo olvidaré. Fue el inicio de 16 días de Gloria con los mejores deportistas de todos los tiempos.
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