Hace unos años se puso de modo el coleccionismo de tarjetas telefónicas, para ser usadas en las cabinas. Sí, esos artilugios que se han quedado obsoletos ante la proliferación de teléfonos móviles. Ahora parece que nadie las utiliza, algún turista despistado, tal vez. Por eso las pocas tarjetas que todavía están a la venta son así de feas. Nada que ver con las que había hace años con imágenes de animales, coches, monumentos o incluso habían sido utilizadas como reclama publicitario de películas, tabaco o reclamos turísticos. Yo tengo algunas que en su día las guardé y estoy dispuesto a cambiarlas por otros artículos que me interesen.
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