Allí, en la antigua fábrica de azúcar tenían montada una gran carpa para intercambio y en el edificio anexo había una serie de paradas de expositores que vendían sus artículos y una exposición de varias colecciones como maquinaria de la construcción en miniatura, propaganda política, artículos de The Beatles, sellos, facturas antiguas de comercios de monzón y alguna más. Después de pasarnos la mañana intercambiando tapones corona y pins y de visitar las paradetas y las exposiciones nos hemos ido a comer en un restaurante próximo. Ambiente agradable, trato correcto y comida apetitosa y bien de precio.
El de la izquierda soy yo.
Vista de algunas paradetas desde la pasarela que comunicaba las dos plantas del edificio.
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