En 1863 entró en servicio la línea de ferrocarril entre los municipios de Barcelona y Sarrià dando así inicio a lo que con los años se ha convertido en la red metropolitana de transporte subterráneo de Barcelona. Esta primera línea iba por superficie con paradas intermedias en Gràcia y Sant Gervasi. En 1882 se crea el apeadero de Provença y en 1887 el de Bonanova. Con la llegada del nuevo siglo se electrifica la línea (1905) y unos años después se adentra en el Vallés con estaciones en Les Planes, Sant Cugat, Rubí, Terrassa y Sabadell. La exposición Universal de 1929 fue un revulsivo para la ciudad de Barcelona y comportó el soterramiento de la línea entre pl. Catalunya y la estación de Muntaner, la creación del ramal entre pl. Molina y la falda del Tibidavo y la creación del Gran Metro (1924) entre pl. Catalunya y Lesseps y del Metro Transversal (1926) entre pl. Catalunya y Mercat Nou en Sants. Estos dos proyectos, llevados a cabo por empresas privadas, años después se fusionaron creando la el Metro de Barcelona.
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